Columna de nuestro rector padre Harold Castilla Devoz | Necesitamos un nuevo modelo educativo
Columna del rector padre Harold Castilla Devoz, cjm, en el diario La República.
Muchas realidades que en los últimos años de este momento histórico del mundo y de Colombia en particular, incluso pasando por una pandemia tan desafiante, han hecho que la sociedad sea diferente.
El cambio es una realidad. Los fenómenos de la globalización, el envejecimiento de la población y la decadencia en las estadísticas de la tasa de natalidad, - como sucede en Colombia -, los cambios geopolíticos, las guerras sin sentido, la revolución digital y tecnológica y las apuestas por un mundo donde el desarrollo sostenible sea asumido con firmeza por los gobiernos nacionales e internacionales, son transformaciones que nos desafían.
La pregunta que surge ante estos contextos de la realidad es ¿cuál es el modelo de educación superior que se requiere para que sea una respuesta pertinente?
En este contexto, expreso con firmeza que nuestra inteligencia humana e institucional a través del sector educativo en su conjunto, está siendo retada para que concrete, en pensamientos y acciones, un objetivo sobre cómo estructuramos, gobernamos, financiamos y desarrollamos la educación superior.
En muchos países -y el nuestro no es la excepción-, se está impulsando el debate sobre políticas en torno a la educación superior: se habla de reforma a la ley 30 de 1992. Pero, más allá de los titulares y las amenazas ¿qué queremos alcanzar para que esta propuesta sea de verdad algo que juegue significativamente en la vida de los colombianos?
Existe una necesidad urgente de una visión a largo plazo para la educación y la formación desde la escuela, en la primera infancia hasta los adultos, y posiblemente desde la cuna hasta la tumba. Se debe aplicar un apoyo considerable para desarrollar capacidades estratégicas, actualizar los currículos e invertir en recursos humanos y de financiación entregadas a las universidades durante décadas. Fundamentalmente, antes de hacer cualquier cosa, necesitamos una visión y una estrategia de todo el sector terciario en lugar de iniciativas populistas selectivas.
La agenda postsecundaria es enorme y ha sido ignorada durante demasiado tiempo. No hay lugar para la autocomplacencia; si bien nuestros sistemas de educación y capacitación han servido de modo positivo a nuestras sociedades y economías durante años, también han contribuido a crear profundos pozos de desigualdad y desperdiciar talento y oportunidades.
A esto, ahora se agregan los elementos iniciales de esta reflexión que están cambiando nuestro mundo de manera estructural, y que requieren de una respuesta política innovadora en nuestros sistemas de educación y capacitación postsecundaria. La naturaleza rápida y de gran alcance del cambio se refleja en el desarrollo acelerado de la tecnología educativa, como por ejemplo la inteligencia artificial, ChatGPT es solo uno, y tal vez ni siquiera el aspecto más preocupante.
No solo no hay lugar para la autocomplacencia, sino que nuestras sociedades deben hacer un llamado urgente a nuestro sistema de educación y capacitación superior, en todos los niveles, y a quienes formulan e implementan políticas, planifican e invierten.
En el nivel postsecundario, un sistema de educación y formación terciaria unificado, bien gobernado y financiado ofrece el mejor camino a seguir, derribando décadas de barreras y prejuicios, y poniendo las necesidades de los estudiantes, de todas las edades, antecedentes y habilidades, al frente y al centro, ya que responde a sus talentos, ambiciones, motivaciones y circunstancias de vida individuales. Es tal vez ese el camino hacia un nuevo modelo educativo que trasciende, y se desarraiga de prácticas, que hoy por hoy, pierden vigencia, o simplemente entran en obsolescencia.