Gestión de emociones: clave para las relaciones sanas

La gestión de las emociones es fundamental en el ejercicio social fortaleciendo el relacionamiento y el establecimiento de vínculos sólidos. 

El término "toxicidad" se ha popularizado en la actualidad para referirse a aquellos vínculos aparentemente no muy favorables dentro de un grupo social, sin embargo, no caer en esa presunta nocividad parece no ser una labor sencilla, por ende, la inteligencia emocional, se vuelve un factor determinante en el ejercicio de la toma de decisiones y de la forma en que reaccionamos e interactuamos con otros. Yojan Adrián Correa, psicólogo especialista en Psicología Clínica y Salud Mental, profesional de Desarrollo Humano de Bienestar - Asuntos Estudiantiles de UNIMINUTO Seccional Antioquia - Chocó, manifestó la importancia y algunas tácticas para la gestión de emociones. 

¿Qué son las emociones y cómo las podemos ver reflejadas en nuestro diario vivir? 

Mira que no hay un consenso teórico para la definición de las emociones, podríamos decir casi que hay tantos teóricos como definiciones, pero no sobre una definición que verdaderamente nos ayuda a entender este fenómeno. Nos ayuda a entenderla como una reacción neurofisiológica ante estímulos internos o externos. ¿Qué es eso de reacción neurofisiológica? Estoy ante un estímulo, por ejemplo, dos personas llegan e interpretó que llegan con una intención hostil, e inmediatamente esa percepción es interpretación, va a empezar a generar una serie de reacciones neurológicas y fisiológicas porque las emociones atraviesan mi mente y mi cuerpo. Entonces mi cerebro va a solicitar a las glándulas suprarrenales que empiecen a segregar una cantidad de adrenalina, noradrenalina, que va a hacer que todo mi cuerpo genere unos cambios que me prepararan, o para luchar o para huir de esa situación. Una alegría, ver ganar dentro de un rato La Selección también es estímulo, yo lo interpreto como favorable y eso va a empezar a segregar una cantidad de hormonas y neurotransmisores que van a generar unos cambios en mi organismo en mi cuerpo que me van a permitir una mayor adaptación a esa situación porque esa es la función que cumplen las emociones, las emociones me permiten adaptarme a las diferentes situaciones y a las diferentes realidades que yo pueda estar viviendo a lo largo de mi vida. 

¿Por qué es importante hablar de la gestión de las emociones? 

Es importante hablar de la gestión de las emociones, porque precisamente, gestionar las emociones es reconocer, tomar conciencia de ellas y las emociones nos expresan inclusive muchas veces realidades que nosotros mismos no queremos reconocer, por ejemplo, en mi consulta cotidiana me encuentro con personas que quisieran ver en su vida que todo marcha perfecto, que todo marcha muy bien, pero hay una tristeza de fondo, la persona se niega a escucharla, la persona se niega a darles el lugar, pero cuando por fin lo hace esa tristeza le señala que su pareja viene cambiando con ella, que le viene mostrando indiferencia, y le viene mostrando una realidad que quizá ella no había querido percibir, entonces mira que cuando la persona toma conciencia de sus emociones, toma conciencia de una realidad que probablemente no quería ver y en ese sentido, las emociones nos permiten captar realidades y adaptarnos a esa situación, bueno, tengo esa situación con mi pareja cómo resuelvo esa situación, cómo resuelvo ese problema. De ahí que sea importante gestionar las emociones porque gestionar las emociones nos va a permitir, primero que hay una consecuencia en el acto de sofocarlas, hay una somatización de la emoción cuando yo intento sofocarla, olvidarme de ella, cuando la gestiono estoy previniendo precisamente que haya una somatización, que haya una enfermedad que te permite reconocer esa realidad interna o externa que pueda estar viviendo. Y, de ahí que la importancia de esa emoción me permita esa adaptación a esa situación, a ese entorno, a esa experiencia. 

¿Cómo la gestión de emociones impacta en las relaciones personales? 

Es fundamental porque los seres humanos somos seres emocionales y en la medida en la que yo aprendo a identificar, a gestionar mis emociones, yo voy a estar en una mejor capacidad para hacer eso con la persona con la que estoy interactuando. Yo voy a tener mayor capacidad para reconocer la tristeza de mi compañero, de mi familiar, de las personas que habitan mi entorno y con las que me relaciono cuando están alegres, cuando están sensibles, cuando están ansiosos y tener esa sensibilidad, desarrollar esa sensibilidad a partir del reconocimiento de mis propias emociones me va a permitir, construir una conexión emocional mucho más profunda con estas personas, construir un vínculo mucho más sano con estas personas, además de que me va a permitir de alguna manera tener una interacción donde yo pueda tener esa capacidad de “hey, ¿te pasa algo?, hey, cuéntame, o sea, amplíame,  ¿Qué te puede estar pasando?” entonces, dentro de las relaciones personales desarrollar esa sensibilidad es profundamente ganador, es profundamente adaptativo porque genera un vínculo, genera conexión con el otro y esa conexión con el otro enciende cualquier tipo de entorno, hablemos del entorno familiar, del entorno laboral, del entorno escolar, esa sensibilidad que yo desarrollo al gestionar mi emoción me permite conectar con el otro. Y esa conexión que yo logro me permite precisamente tener esas relaciones y esos recursos que yo pueda encontrar en las demás personas. 

¿Cómo es el impacto de la gestión emocional en el ámbito profesional y académico?  

Es importantísimo, mira porque en primer lugar gestionar las emociones te va a permitir aumentar tu capacidad de concentración y de atención en lo que es, mira que cuando yo dejo de gestionar una emoción, digámoslo una tristeza, una ansiedad, un miedo vas a empezar a identificar que las personas empiezan como introvertidas, les empieza a fallar la capacidad de concentración, están intentando estudiar, por ejemplo, en el ámbito académico y dicen “no, no me da, no soy capaz de concentrarme en esto”. ¿Por qué no soy capaz de concentrarme? porque tengo una emoción que no estoy gestionado, tengo una ansiedad que no estoy gestionado, tengo un duelo que no he elaborado, entonces yo debo primero dedicar tiempo y energía a la gestión de mi emoción, una vez que haya cerrado ese ciclo, voy a poder tener una interacción mucho más directa y me va a permitir estar mucho más presente dentro de las experiencias académicas y laborales. Eso también me va a permitir, por ejemplo, en el ámbito académico y laboral, estar mucho más orientado hacia el logro de los objetivos, porque me despeja la mente la posibilidad de gestionar una emoción y, como lo venía narrando hace un momento, me va a permitir ser mucho más empático con esas personas con las que estoy compartiendo esos entornos laborales y académicos, que es profundamente significativo y generó un enganche y una posibilidad de adaptación a estos entornos para estas personas.  

¿Por qué es importante aprender a gestionar nuestras propias emociones? 

Desde la perspectiva de la salud, pues gestionar las emociones ayuda primero a la prevención de la enfermedad. Es decir, emoción que yo no gestione aumenta la probabilidad de que se genere un impacto también corporal, termine somatizándose. Entonces yo ya no voy a tener una tristeza, yo ya voy a tener un dolor de cabeza, yo ya no voy a tener una ansiedad, yo ya voy a tener una gastritis, yo ya no voy a tener un estrés, yo ya voy a sentir que las extremidades me dejan de funcionar entonces desde la prevención de la salud, aprender a gestionar las emociones me permite a mí cuidar mi salud mental y física. Por ejemplo, el estrés, muchas personas en sus entornos, académicos y laborales muchas veces caen en estrés por no haber escuchado a tiempo esa señal de sobrecarga emocional, cognitiva, a veces física, también de amplios desplazamientos entre el trabajo y la casa, mucha carga. Entonces esto es un paso importante dentro de la gestión de las emociones, detenerse y hacer introspección para poder tomar conciencia de la emoción, que es el primer paso de esta gestión. Y, a partir de ahí, el solo el verbalizar esa emoción va a permitir que ese impulso que yo tengo en una zona límbica de mi cerebro. Pase a una zona prefrontal, es decir, por el solo hecho de yo nombrar, estoy triste, eso ya me provocó un alivio.  

¿Qué técnicas o ejercicios se pueden hacer, pueden funcionar para implementar una buena gestión de las emociones? 

Lo primero es aprender a detenernos. Para hacer introspección es importante desarrollar esa capacidad de preguntarnos qué nos pasa, dónde estamos y para eso hay cantidad de técnicas, puedes tomarte un espacio para escribir lo que sentís, puedes tomarte un espacio también para entrar en meditación, la meditación se propone como como una alternativa a una estrategia para tomar conciencia de ese mundo interno de ese mundo corporal que a mí me atraviesa. También es importante no satanizarlas porque todavía hoy nos pega el discurso y lo veo dentro de la cotidianidad, inclusive aquí dentro del campus universitario. No solamente hombres, sino mujeres que dicen es que si yo lloro los demás me van a ver débil. Y sostienen ese discurso porque venimos de un paradigma errado donde nos dicen, hay emociones negativas o positivas y eso no es verdad, hay emociones placenteras o displacenteras, lo que puede hacer que una moción sea negativa o positiva depende de mí, de cómo la gestione o si la sacó a flote y la trabajo primero entonces. Otro elemento que nos permite trabajar la gestión emocional es romper el pensamiento dicotómico, no entrar dentro de la catastrofización porque las emociones dependen mucho de nuestro discurso, de las palabras que nosotros utilicemos para interpretar la experiencia, para interpretar, para interpretar ese estímulo.  

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