Ante los visos de crisis de la educación en Colombia, en UNIMINUTO seccional Antioquia - Chocó se propone la innovación social como una verdadera alternativa de cambio para aumentar los índices de calidad en el país.
Desde hace algunos años, especialmente después de la pandemia producida por el COVID -19, se viene hablando de un deterioro en la calidad de la educación en Colombia. Lo anterior, medido a través de mecanismos como las pruebas PISA y las pruebas ICFES, que han entregado conclusiones preocupantes, especialmente en temas como la comprensión lectora, la matemática y la ciencia.
Sin embargo, para expertos en temas de educación, como el docente Álvaro de Jesús Gutiérrez, quien realiza una pasantía doctoral en UNIMINUTO, estas cifras deberían mirarse con lupa, ya que “Con estos resultados no se tienen en cuenta los contextos de las instituciones que se evalúan, por ende, no es sorpresa que siempre los primeros lugares los ocupen los colegios privados”.
En lo que enfatiza el profesor Gutiérrez, es en que la calidad de la educación en Colombia tiene una relación directa con el capital cultura de los habitantes, el cual es muy variable en el país y marca grandes brechas en términos de desigualdad. Por esa razón, propone alternativas diferentes para hacer mediciones más equitativas.
“Una forma interesante de medir la calidad educativa podría ser a través de la transformación del territorio. Cuando uno escucha sobre innovaciones social, uno ve que el impacto se mide en la transformación y el número de personas que eso logre abarcar. En cambio, cuando se le entra al juego a los resultados, hay instituciones que entrenan a sus estudiantes para que respondan, porque les interesa es ranquear en resultados ICFES y salir beneficiados, porque eso da estatus”, indica el profesor Álvaro de Jesús.
Ante esta propuesta, el docente de la Rectoría Antioquia- Chocó de UNIMINUTO e integrante del grupo de investigación GEIEP, quien trabaja desde el componente educación de las Agendas Regionales, Miguel Alejandro Barreto, asegura que una posible solución para mejorar la calidad educativa no está en acabar con pruebas como el ICFES, sino en utilizar sus datos para mejorar las necesidades de las personas y construir un proceso más integral que eleve los indicadores del país en un nivel más general.
“La transformación existe en la medida que la vida de las personas pueda ser cambiada y se genere un impacto en su contexto inmediato, entonces mirar la calidad en la educación desde la innovación social es un punto clave. No se trata de que se acaben las pruebas estandarizadas, pueden mantenerse siempre y cuando se adapten a las características y necesidades de los territorios y se construyan conociendo las realidades de estos”, afirma Miguel Barreto, quien plantea este punto en el capítulo titulado Hacia una educación para la transformación social, el cual fue escrito junto a la doctora Dora Inés Arroyave en 2019, en el libro Estudios multirreferenciales sobre educación y currículo.
Una forma de entender estos puntos de vista es al evidenciar que los resultados de las pruebas PISA, por ejemplo, entregaron que el 51% de los estudiantes adolescentes en Colombia, son incapaces de identificar la idea principal de un texto. Este antecedente, según los docentes, es una muestra clara de la diferencia marcada en el capital cultural, el cual incide directamente en la calidad educativa.
“En un colegio privado los estudiantes de quinto se deben de leer mínimo de 8 a 11 libritos de literatura, pero en los colegios públicos, haciendo un esfuerzo gigante, se alcanzan a leer 3 porque los niños tienen que comprar el libro, porque les toca ir a buscarlo pirateado, porque muchas veces hay que hacer rifas para que los niños tengan sus libros; entonces en esa balanza es que se compara. Ese desconocimiento del capital cultura de la población no se tiene en cuenta y se les mide igual a todos”, concluye el profesor Álvaro Gutiérrez.
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